sábado, 20 de abril de 2024

Convento de la Inmaculada Concepción, de franciscanos Recoletos, en Gerena (Sevilla)

 
Convento de la Inmaculada Concepción de María Santísima, de Franciscanos Recoletos, en Gerena (Sevilla). 
(Primera parte) 
No ha sido, ni mucho menos, fácil la búsqueda y el rastreo de los datos que me van a permitir escribir algo sobre este desaparecido convento, que fue parte de la historia de esta villa de Gerena. Investigación que inicié con un trabajo de campo, y una posterior búsqueda de información que, aunque creo que huelga decirlo, esta esplendorosa villa no ha tenido jamás crónicas escritas como suele suceder con todo lo entrañable; por lo que me he tenido que ceñir a la recopilación de algunos datos conseguidos en el Archivo Histórico Franciscano, y algunos otros muy dispersos en diferentes fuentes documentales; así que no esperéis algo muy especial en este artículo, sino, un acercamiento más al desconocido pasado de esta villa de Gerena, de la que pienso, que aún guarda muchos secretos por descubrir... y en ello estoy.
A unos veinte metros del camino, se encuentra este lienzo de muro, de algo más de tres metros de altura, y que si se fijan bien en la disposición y en el tipo de piedras con que está labrado, se aprecia perfectamente, las dos jambas o pilares, prueba de que aquí hubo una puerta, que seguramente pudo ser la entrada principal a este recinto conventual, y que muchos años después fue tapiada por alguno de sus nuevos propietarios, que hasta hoy han sido cinco.
Mapa del término de Gerena, del siglo XIX.
A este convento se llegaba a través de un antiguo camino o vereda, para el tránsito de personas y ganado de la época, que partía desde "Piedra Caballera", a extramuros de la villa, y cruzaba las fincas de Las Perreras y Mesa Carrasco, y, a continuación de este último estaba en un lugar silencioso, que entre olivos y naranjos invitaba al recogimiento,  lo que fue en su día el primer convento Franciscano de la historia de Gerena,  a donde llegaron en el último tercio del siglo XVI, cinco franciscanos,  que se instalaron en un acomodado edificio que les había construido un prócer sevillano, para que ejercieran su doctrina y acogieran pocos años después en su hospedería, a misioneros que iban a las Indias.
 Estos escasos vestigios arqueológicos, son las únicas huellas que quedan del extinguido convento.
Una parte de lo que van a leer a continuación, procede de un libro manuscrito de la Biblioteca y Archivo Histórico Franciscano, que lo empezó a escribir hacia 1772, el Padre Fray Fernando de Valderrama, natural de Sevilla, hombre fecundo y muy culto que ocupó entre 1768 a 1803 varias cátedras de Arte y Sagrada Teología; y lo continuó hasta 1860, el Padre Fray Manuel Iñiguez.   
Descripción
y
Colección de noticias de la Provincia de Andalucía
de la Regular Observancia de Ntro. Señor Padre
San Francisco, desde su erección en provincia
y separación de la de Castilla, conforme a los 
documentos existentes.
"Gerena, villa del reino de Sevilla, a cuatro leguas de ésta, pertenece al linaje de los Bucarelis con título de Condado. Las cercanías de esta villa gozan de competente felicidad. Tiene una parroquia y un convento de religiosos. Este se fundó el año 1580 por D. Francisco de Medina, caballero de Sevilla.
Sus fundadores religiosos fueron el Deán Fray Martín de Cabrera y otros cuatros, y desde el año de su fundación, habitaron en él los Recoletos, hasta el año de 1590 que se erigió en Colegio de Misioneros, pero dentro de pocos años volvió a la Santa Recolección, a quien pertenece.
Estaba dedicado a la Inmaculada Concepción de Mª. Santísima. La Iglesia es de competente capacidad, pero de pobre ornato, y en ella (según consta en un libro de Inventarios de 1826) "había una Imagen de la Pura Concepción, otra de Nuestro Padre San Francisco, otra de Nuestro Padre Santo Domingo, una Señora de Dolores, un Señor amarrado a la columna, un San Antonio, una Señora de Concepción pequeña y una Reliquia de San Clavos. También hay un cuadro con marco dorado de una Señora de Belén y un Niño Jesús; y un Cáliz de plata con su patena y cucharita y una taza de plata para consagrar las Formas". El claustro es bueno y muy bien hecho; y tiene este convento hospedería.  Su situación es poco ventajosa a causa de estar distante del pueblo un cuarto de legua, en una llanura que hay entre dos arroyos."
"Muchos años antes de la exclaustración fue preciso abandonar este convento que hoy se encuentra todo destruido." 1860.

    Por lo que nos dice, el Padre fray Manuel Iñiguez en el texto, que acaban de leer, la Orden Franciscana: "tuvo que abandonar el convento, muchos años antes de la Exclaustración Eclesiástica" aprobada por Real Orden, por el Gobierno presidido por el conde de Toreno, el 25 de Julio de 1835, por la que se suprimían todos los conventos en los que no hubiera al menos doce religiosos profesos.
Memorias que inducen obligación a este Convento de Gerena, y a ciertos Herederos, que fueron en dicha Villa de Vínculos y otras Heredades, que sus dueños les dejaron por última Voluntad en los Testamentos, cuyos traslados guarda este Archivo.
Con el fin de datar cuando realmente abandonó la Comunidad Franciscana este convento, voy a basarme en tres documentos que tengo en mi poder: el primero, es del último testamento registrado a favor de dicho convento, y éste es, de: "Doña Juana Esqueda, natural de Gerena, y de estado honesto, y que fue enterrada en la Capilla de Ntra. Sra. Santa María de la Soledad, de esta villa, el 24 de Marzo de 1819, por conformidad de sus cofrades." A través de su albacea, el notario de la villa, D. Miguel Bago, los bienes se repartieron en cuatro partes, dos de ellas para su hermano Alonso como herencia, y las dos partes restantes, por un importe de 520 reales cada una, fueron: para "Misas por su alma y la de sus abuelos, en la parroquia de la villa, por la limosna de 10 reales de vellón cada una; y la otra parte se diese al Convento de Religioso menores de la Observancia titulado de Concepción, de esta dicha villa, para celebrar Misas por la misma intención, a 6 reales de vellón la limosna de cada una, y que aunque reciban los eclesiásticos seculares igual cantidad en suma, que los Regulares, estos quedan más pensionados por deber celebrar más números de misas que aquellos."
El segundo documento es, de dos años después de que Las Cortes del Trienio Liberal precipitaran la desamortización eclesiástica, que suprimía los monasterios de las órdenes monacales, etc.; ley que permaneció vigente hasta el final del trienio, en 1823.  En Boletín oficial salen a subasta entre otras muchas propiedades de este término, partes de una finca de Gerena, aplicada a la amortización de la deuda nacional, y que corresponden al referido convento, y, donde se dice lo siguiente:
 Junio de 1822. Una Huerta del Convento de Franciscanos Recoletos de la villa de Gerena, y un cercado unido a ella, de 4 fanegas de cabida con 9 naranjos agrios, un limón, un nogal, 18 olivos, 2 higueras, cerca, casa habitación, una fuente caudalosa con muros, cañería y alberca; salen a subasta pública al precio de 23392 reales u 808 de renta anual.
Con estos datos, tenemos claro, que la Orden de Franciscanos Recoletos se vieron obligados a  abandonar su convento, tras más de doscientos cuarenta años de morar en él,  entre Junio de 1822, fecha en que salieron a subasta la huerta y la cerca, y el 29 de Septiembre de 1823, fecha del tercer documento, y donde se dice que: cumpliendo con sus Leyes Generales y Sagrados Cánones, Fray Andrés Cubero renuncia como Presidente de el Convento de la Purísima Concepción, de esta villa y lo deja en manos del Padre Fray Manuel Malcampo, ex Ministro General y Presidente de la Congregación y de el Ministerio Definitorio, y Presidente Provincial...        
Bueno, pues de momento ya sabemos algo del mismo, como: quien lo mandó construir y quienes fueron los frailes que fundaron este convento; así, como cuando y el porqué se tuvo que marchar del mismo la Orden Franciscana; pero, la historia no acaba aquí, ya que aún me quedan por contarles bastantes cosillas del mismo, todas ellas muy curiosas e inéditas, y que van a ser un interesante aporte de variada información, sobre todo, para esta comunidad de personas que habitan en Gerena; población, donde yo resido desde hace veinte años, y motivo, por el que le estoy dedicando, con mucho gusto, tantas publicaciones a esta antigua villa.
Fachada del Convento de Nuestra Señora del Loreto, de Espartina.
Iglesia del siglo XVI, del mismo Convento.
Ante la falta en los archivos, de documentación gráfica (grabados, planos, etc.) de este Convento Franciscano de Gerena, del siglo XVI; y como dice ese popular adagio de que "una imagen vale más que mil palabras", me he desplazado al Convento de Nuestra Señora del Loreto, de Espartina (Sevilla), al que corresponden estas imágenes, ya que creo que es el único de la provincia de Sevilla donde se conservan tanto la primitiva Iglesia como los dos claustros, del referido siglo XVI, y que nos van a dar una visión muy aproximada por no decir idéntica, de como fue el que nos ocupa,  ya que esta Orden Religiosa, como otras muchas, siempre construían todos sus conventos utilizando un mismo modelo que se repitió a través de los siglos, en cuanto a la distribución, y a las dimensiones de los mismos; como también se puede comprobar en los retablos Mayores que son todos idénticos, aunque en algunos casos haya pequeñas variaciones, sobre todo, en la ornamentación, pero siempre, del mismo tamaño y forma, como he podido comprobar en otros conventos que excepcionalmente aún  conservan dichos retablos.
Claustro Grande del siglo XVI.
Sagrado Corazón de Jesús y puerta de la la antigua Capilla del Amor Hermoso, hoy de Fr. Juan del Toro, en la galería baja del claustro.
La Iglesia, tenía sus puertas: la principal por el claustro Chico, y por otra menor lateral que daba al claustro Grande; claustro de doble planta, donde en la superior estaban las celdas de los frailes, y en la inferior el Refectorio con grandes y largas mesas que se utilizaba como comedor común para los mismos, y junto a el, la sala de Profundis donde se rezaba antes de pasar al comedor; otra de las salas importante del claustro  era la Sala Capitular, situada en el ala Este del mismo, y que era la más amplia para dar cabida a todos los frailes; además también existían en la planta baja del mismo la Capilla del Claustro, así, como una pequeña sala de panteones que se hacía coincidir con la cabecera de la iglesia, con la ante-sacristía, y por donde también tenía otra pequeña entrada.
(Con mi agradecimiento al Padre Joaquín, por sus atenciones al mostrarme tan bellos e interesantes lugares, y por la información facilitada de los mismo).

                                                                                          Continuará...
                                                                        

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miércoles, 10 de abril de 2024

Biografía taurina (tercera parte).

 
Biografía Taurina
(Tercera parte)
Joaquín Rodríguez, "Costillares".
Nació en el barrio de San Bernardo, en Sevilla, el 23 de Marzo de 1743. Por ser su padre empleado del Matadero sintió, desde niño deseos de emular a los toreros de renombre que iban allí a practicar su arte... El famoso Juan Palomo se interesó por él, le dio consejos prácticos y acabó por llevarle a su cuadrilla, cediéndole la muerte de algunos toros -según costumbre entonces-; hasta que le permitió alternar con él en Málaga el 12 de Mayo de 1762. En Sevilla toreó al año siguiente, ya como espada y se presentó en Madrid. Desde entonces su nombre adquirió categoría, que conservó muchos años, llegando a alternar con los dos colosos, Romero e Illo.
"Un torero muy fino, galán, general y consumado", dice don José de la Teixera, tratadista taurino de la época, que era el gran "Costillares", autor de la famosa treta o suerte de matar a toro parado o "vuelapiés", por cuya sola invención debe esculpirse su memoria en láminas de bronce. Y aunque no fue suerte bella, como lo fue después al depurarse; pero fue "Costillares" quien trajo las gallinas", y solo desde él se puede matar de frente a todos los toros, se arranquen o se queden; antes a los que se negaban a acudir al cite del matador, había que rematarlos con la media luna o degollándolos de manera traidora y cerril.
Prohibida las corridas en España por Carlos IV, "Costillares", como otros toreros de la época, marchó a Portugal, y ya no hubo más noticias suyas, ignorándose donde, cuando y como murió tan colosal figura de la Tauromaquia.

José Delgado Guerra "Pepe-Illo". 
Nació en Sevilla el 14 de Mayo de 1754, y se dedicó al toreo desde muy jovencito, fue discípulo de "Costillares", y figuró en su cuadrilla desde los dieciséis años; y Juan Romero le dio la alternativa en Madrid el 16 de Junio de 1771, es decir, cuando el neófito contaba diecinueve de edad. Por su valor, su desenvoltura, su alegría y su gracia en la arena, la afición no dudó en enfrentarle a su maestro.
Su trágica muerte causada en la  plaza de toros de Madrid el 11 de Mayo de 1801, por el toro "Barbudo", de don José Gabriel Rodriguez de Peñaranda, de Bracamonte (Salamanca), dio pábulo a que la leyenda tejiera alrededor de la figura del torero una serie interminable de coplas y romances, artículos, poesías, folletos, pinturas, obras teatrales, y más recientemente hasta películas que han hecho su memoria imperecedera y su nombre inmortal.
Fue el torero de más nombradía entre los muchos que figuran en la historia, y, desde luego, el de mayor popularidad en su época. Porque "Pepe-Illo" gozaba de tanta simpatía fuera de la plaza como en ella por su carácter jaranero, dadivoso, jovial, gallardo; torero en una palabra.Torero al tipo clásico, en el ruedo y en la calle, por lo que su amistad se la disputaron tirios y troyanos; las mujeres le llevaban en palmitas, y todos sonreían a aquel buen mozo de garbosa y gentil apostura, verdadero héroe popular de la segunda mitad del siglo XVIII.

Francisco Arjona Reyes "Currito" .
Nació en Sevilla el 20 de Agosto de 1815. Hecho su aprendizaje, entró como peón en la cuadrilla de Jacinto Machío, pero con frecuencia mataba novillos y hasta algunos toros que le cedía su jefe. En 1866 pasó a las huestes de su padre "Curro Cúchares", -quien siempre se había opuesto tenazmente a que su hijo fuera torero-, y a cuyo lado acabó de hacerse un verdadero maestro de la Tauromaquia, lo que no tenía nada de extraño dadas la maestría y las habilidades de su padre. También éste le cedió muchos toros y, finalmente, el 19 de Mayo de 1867, le dio la alternativa en Madrid, con reses del marqués de Ontiveros y José Ponce de segundo espada.
Fue matador de toros activo, cerca de treinta años, y lo fue de categoría, aunque le impidiera llegar a más la "mandanga", apatía, asaúra, como quieran ustedes llamarle, que en el ruedo le dominaba un día si y otro...también. Y fue una lástima porque "Currito", torero completísimo que practicaba a la perfección y con buen arte todas las suertes conocidas; poseía además una personalidad muy destacada y una simpatía arrolladora.
A partir del 91, y coincidiendo con la aparición  de "Cara-ancha", que venía como las balas a por el puesto de "Currito", la afición se cansó de "esperarlo", y éste toreó ya escasas corridas, hasta que en 1894 sin anuncio ni ruido alguno, se cortó la coleta, retirándose a vivir tranquilamente de sus rentas a su barrio natal, donde era popular y querido. Y allí, sorprendió la muerte, a uno de los toreros más completo y mejores del siglo veinte, a pesar de su "mandanga", el 16 de Marzo de 1906.

Francisco Arjona Herrea "Cúchares". 
Aunque nació en Madrid, el 19 de Mayo de 1818, por residir desde muy niño en Sevilla, fue considerado siempre por todos, y por él mismo, como sevillano, y su acento y sus ocurrencias hacían honor a su naturaleza adoptiva. Hombre bueno, aunque ayuno de cultura, era excesivamente generoso y caritativo, lo que mermó el gran caudal que con los toros había ganado. Para reponerlo se contrató para La Habana en 1868, y a poco de llegar allí, sin haber toreado, murió del vómito negro el 4 de Diciembre. Al cabo de unos años sus restos mortales fueron traídos a España, y reposan en el cementerio sevillano, junto a los de tantos toreros famosos que enaltecieron  el "Arte de Cúchares".
"Curro Cúchares" no fue prototipo del buen arte de torear, pus lo que hacía en el ruedo era saltarse a la torera reglas, cánones y técnicas, atropellándolos al impulso de su inspiración momentánea, acaso chavacana y barroca, pero siempre sorprendente y de tan salerosa vistosidad que el estilo -si aquello era un estilo- de "Cúchares" resultaba divertidísimo para el público, que no podía apreciar si había oro u oropel en aquella variedad constante de suertes, y hasta de saltos que el dinamismo incansable del torero les ofrecía sin interrupción y con garbo singularísimo. Pero "Cúchares no hacía aquello a tontas y a locas, sino basado en su enorme conocimiento de los toros. Y así pudo ejercer su profesión como gran figura durante treinta años, y sin sufrir una sola cornada. En 1840, y llevado a una ruda competencia con "El Chiclanero", torero de gran calidad, serio y pundoroso, "Cúchares" no tuvo más remedio que refrenarse y torear de verdad, demostrando que también sabía hacerlo con arte y maestría; pero, muerto el rival, dio de nuevo rienda suelta a su toreo de pandereta, mientras, ingenioso y despreocupado afirmaba que torear no era cosa seria ni tenía importancia, y que él solo pretendía en la lidia divertirse y divertir al público.

Cayetano Sanz. 
Nace en la Corte, de cuna humilde, el 7 de Agosto de 1821, y gana el pan de su adolescencia manejando la lezna y el tirapié. De pronto le acomete la afición a los toros, y un  buen día, "Capita", banderillero de fama, que aunque tuerto, tiene vista de lince y ojo profético, le ve lancear un morucho y le anima. aconseja y alecciona como maestro, hasta que el muchacho logra entrar en la cuadrilla de "Chiclanero". Allí practica y disciplina su toreo, que al principio es alegre, zaragatero y movido, y después cuando Cayetano se encuentra a si mismo, se convierte en parado, limpio, armónico y majestuoso. Y este estilo armoniza tan bien con su figura prócer, y adquiere, a través de ella, tan grandiosos aires de elegancia, que la afición traduce su sorpresa, porque, en verdad, jamás había visto torear así. Su capote es aristocracia, gracia y soberanía. Su muleta despliega también bellezas mayestáticas, pero Cayetano, en cambio, es un mal matador, defecto capital en aquellos tiempos. Sin embargo los públicos se lo perdonan, y le sostienen como figura grande de la Tauromaquia durante más de veinticinco años.
Y en Madrid, su plaza, torea en su vida nada menos que 325 corridas. La vez primera que sale a ella como espada es el 12 se Septiembre de 1848, alternando sin cesión de trastos, con "Cúchares y "El Salamanquino"; hasta que en 1877, cumplidos ya sus cincuenta y seis Agostos, se va de los toros y se lleva limpia y en alto, su fama de artista y maestro. Retirado se afinca en Villamantilla (Madrid), y allí vive consagrado a la agricultura y a la caza, su segunda afición. Y allí muere el 21 de Septiembre de 1891, el célebre torero madrileño de la elegancia y de las patillas -ya madroños de seda plateada-, que fue el encanto, la gloria y la gracia de la Corte de Doña Isabel, y que reinó en el toreo con más firmeza y por mucho más tiempo que la Señora en su trono.

José Redondo "El Chiclanero". 
Nació en Chiclana de la Frontera (Cádiz), de cuyo nombre derivó su apodo, el 13 de Marzo de 1818. Atraído por el brillo de su paisano el gran "Paquiro", José Redondo siendo muy jovenzuelo, decidió firmemente dedicarse al toreo, y como el muchacho mostraba unas condiciones excepcionales, en seguida se hizo notar entre los numerosos aficionados que entonces, como ahora, aspiraban a figurar en el firmamento taurino, hasta el punto de que su fama pequeña, pero firme, llegó a oídos de "Paquiro", quien mostró deseos de verle actuar. Y efectivamente, una tarde le vio lidiar un torete -bueno, lo que se llamaba un torete: un bicho con veinticinco arrobas largas...-, y quedó tan complacido del trabajo del muchacho que, desde entonces, le prestó una decidida protección, y en seguida lo incorporó a su cuadrilla.
Y cuando Francisco Montes le consideró maduro, le concedió la alternativa en Bilbao, en Agosto de 1842, confirmándosela en Madrid en Septiembre del mismo año, con toros de tres ganaderías: Gaviria, Arias Saavedra y Castrillón.
Y desde aquel momento El Chiclanero subió como la espuma, y se colocó en uno de los primerísimos lugares del escalafón taurino, este completísimo torero, que dominaba a la perfección todas las suertes, pero con la espada logró ser el mejor de su época, practicando la suerte de recibir como muy pocos  y a la de volapié como nadie.
Unido todo ello a su garbosa figura y a la gracia y simpatía dentro y fuera del redondel, nada de extraño tenía que sumara una enorme cantidad de partidarios, en su reñida competencia con "Cúchares", al que venció la mayoría de las veces; y esta pareja, durante años hizo que la fiesta alcanzara un entusiasmo desconocido hasta entonces. José Redondo, mimado por los públicos y amigos de juerga y francachelas a las que se daba de continuo, vio minada su salud progresivamente hasta que murió de tuberculosis cuando contaba treinta y cinco años de edad, el 28 de Marzo de 1853.

Fuentes: Las imágenes y textos los he entresacado de revistas originales de la época, y del Fichero biográfico taurino, del que es autor, Curro Meloja -Editorial Larrisal, 1944-1945-,   prestado para la ocasión por Carmen Amador Ruiz y José María Jiménez Prieto, propietarios del bar "Los Clarines" de Sevilla.

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