Todavía, se sigue hablando en Sevilla, de la famosa taberna "Casa Cornelio"; sí, la del barrio de la Macarena, esa que destruyeron a cañonazos en Julio de 1931, porque decían que allí se reunía los comunistas. Bueno, pues como supongo que ya todos conocéis más o menos la historia, hoy, sin entrar mucho en detalles sobre este trágico suceso, les voy a contar la verdadera historia de esta popular Taberna, y de la familia Cornelio Mazón.
La célebre taberna, en 1911, año de su inauguración.
Primero, dejar claro, que la "Taberna de Cornelio" nunca fue de Cornelio, aunque Cornelio le diera el nombre.
Cornelio Mazón, que así se llamaba, tenía su tienda en un caserón grande y viejo de la Macarena. Como en la casa sobraba sitio y Cornelio (que atendía exclusivamente a su negocio) necesitaba ingresos, solía alquilar estancias para reuniones, mítines o conferencias.
Que se sepa, Cornelio nunca se preocupó de política, dándole igual blanco que negro; no así su hijo Ramón (el mayor de los cinco hermanos que entonces eran los dueños de la todavía llamada "Casa de Cornelio", y dirigente del negocio).
Había entonces en Sevilla un vendedor ambulante de castañas, por cierto muy popular por su pregón, que era de aquellos floridos pregones degenerados en las zarzuelas andaluzas. El tal castañero muy conocido en el barrio por su pregón, lo era peor por sus ideas, de un anarquismo recalcitrante y furibundo.
Con este vendedor hizo Ramón a los catorce años una amistad estrecha, departiendo con él horas y horas, y oyéndole embobado cuando el castañero hablaba de una tierra de promisión, en que todos habíamos de ser iguales. (No se le ocurría a Ramón, que todos no podíamos vender castañas).
Cierto día, en el barrio de la Macarena dejó de oírse el pintoresco estribillo del castañero: "¡Yevo una confitería!; ¡Que castañas más durse!; ¡Pasteles son!"....
Coincidiendo con la falta del castañero, notó el buen Cornelio la falta de diez duros en el cajón de la tienda, y la ausencia de su hijo. En efecto, pronto se averiguó lo sucedido: al viejo castañero anarquista, en una de esas redadas de la policía por revueltas sociales, lo habían metido en la cárcel, y su amigo, el revolucionario Ramón, con sus catorce años y los diez duros hurtados al padre, se había ido a llevarle al castañero tabaco y dinero a la prisión. Desde entonces menudearon los hurtos, siempre para cosas parecidas.
Después, con el tiempo, se fue acostumbrando a su vida de martirologio político, y para él las asechanza de la policía, las conducciones por la Guardia civil y los registros en su casa, eran plato del día, especialmente desde el año 19 hasta el 24, durante los cuales pasó más tiempo en la cárcel, que en su casa.
Muerto el padre, los cinco hermanos, Ramón, Paco, Manuel, Pepe y María Mazón, se establecieron en una casita de la Macarena, que era una reducida y destartalada carbonería, y que ellos convirtieron en una tiendecita de bebidas y comestibles, reformada poco a poco, hasta convertirse en un alegre colmado.
Desde que dejó Ramón de ser sindicalista, se dedico solo a los negocios, llegando a tener tres establecimientos similares en distintos sitios de la capital, pero, el que le derribaron en la Macarena, que seguía siendo conocido como la Taberna de Cornelio, era la base de todo. A la sombra de su crédito, tan arraigado, fomentaban los otros establecimientos tomados en traspaso. Pagando por todos como industriales que eran, 900 pesetas trimestrales de contribución. Solo por la tabernita derribada, pagaba 280 pesetas.
Políticamente, quien más se significo de toda la familia, fue Ramón, y si acaso, su hermano Paco, que era el encargado de la taberna de la Macarena, y el único detenido después de los cañonazos, y liberado a los pocos días a petición de su hermana María; ya que Paco se había afiliado al partido Republicano y era socio de la Tertulia Republicana de Sevilla, y gran admirador del ministro señor Martinez Barrios, como era sabido por todos los convecinos del barrio.
Que se sepa, Cornelio nunca se preocupó de política, dándole igual blanco que negro; no así su hijo Ramón (el mayor de los cinco hermanos que entonces eran los dueños de la todavía llamada "Casa de Cornelio", y dirigente del negocio).
Había entonces en Sevilla un vendedor ambulante de castañas, por cierto muy popular por su pregón, que era de aquellos floridos pregones degenerados en las zarzuelas andaluzas. El tal castañero muy conocido en el barrio por su pregón, lo era peor por sus ideas, de un anarquismo recalcitrante y furibundo.
Con este vendedor hizo Ramón a los catorce años una amistad estrecha, departiendo con él horas y horas, y oyéndole embobado cuando el castañero hablaba de una tierra de promisión, en que todos habíamos de ser iguales. (No se le ocurría a Ramón, que todos no podíamos vender castañas).
Cierto día, en el barrio de la Macarena dejó de oírse el pintoresco estribillo del castañero: "¡Yevo una confitería!; ¡Que castañas más durse!; ¡Pasteles son!"....
Coincidiendo con la falta del castañero, notó el buen Cornelio la falta de diez duros en el cajón de la tienda, y la ausencia de su hijo. En efecto, pronto se averiguó lo sucedido: al viejo castañero anarquista, en una de esas redadas de la policía por revueltas sociales, lo habían metido en la cárcel, y su amigo, el revolucionario Ramón, con sus catorce años y los diez duros hurtados al padre, se había ido a llevarle al castañero tabaco y dinero a la prisión. Desde entonces menudearon los hurtos, siempre para cosas parecidas.
El hijo de Cornelio, Ramón Mazón, atendiendo la taberna.
Ramón se significó bien pronto, como sindicalista, y por ello sufrió persecuciones, conducciones, registros domiciliarios y encarcelamientos numerosos, hasta que llegó Primo de Rivera, en cuya época de dictadura, Ramón, dejó de ser sindicalista a causa de lo que él llamaba, claudicación cobarde de su partido.Después, con el tiempo, se fue acostumbrando a su vida de martirologio político, y para él las asechanza de la policía, las conducciones por la Guardia civil y los registros en su casa, eran plato del día, especialmente desde el año 19 hasta el 24, durante los cuales pasó más tiempo en la cárcel, que en su casa.
Muerto el padre, los cinco hermanos, Ramón, Paco, Manuel, Pepe y María Mazón, se establecieron en una casita de la Macarena, que era una reducida y destartalada carbonería, y que ellos convirtieron en una tiendecita de bebidas y comestibles, reformada poco a poco, hasta convertirse en un alegre colmado.
Desde que dejó Ramón de ser sindicalista, se dedico solo a los negocios, llegando a tener tres establecimientos similares en distintos sitios de la capital, pero, el que le derribaron en la Macarena, que seguía siendo conocido como la Taberna de Cornelio, era la base de todo. A la sombra de su crédito, tan arraigado, fomentaban los otros establecimientos tomados en traspaso. Pagando por todos como industriales que eran, 900 pesetas trimestrales de contribución. Solo por la tabernita derribada, pagaba 280 pesetas.
Políticamente, quien más se significo de toda la familia, fue Ramón, y si acaso, su hermano Paco, que era el encargado de la taberna de la Macarena, y el único detenido después de los cañonazos, y liberado a los pocos días a petición de su hermana María; ya que Paco se había afiliado al partido Republicano y era socio de la Tertulia Republicana de Sevilla, y gran admirador del ministro señor Martinez Barrios, como era sabido por todos los convecinos del barrio.
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Conocido todo esto, comprenderán mejor la situación social que se vivió durante esa trágica semana sevillana. Días de angustia y de dolor, con una Sevilla que estuvo sometida a la tiranía de elementos perturbadores, contra el legítimo Gobierno de la República. Un Gobierno, intentando guardar el orden y la paz social, como era su obligación, y que por la extraordinaria gravedad del momento, a veces se excedieron; y en medio del duelo, un pueblo, con víctimas inocentes que cayeron en el fragor de la lucha, ajenos a ella.
En la mañana del 23 de Julio de 1931, la Segunda Batería del Regimiento de Artillería Ligera numero 3, mandada por el capitán D. Miguel de Torre Delgado, se instalan en el campo del hospital.
Al mediodía, los cañones ya apunta a la taberna, cargados con proyectiles de 75 milímetros.
Y la taberna fue destruida, por ser considerado un punto de reuniones clandestina de comunistas; cuando la "Taberna Cornelio", según Ramón Mazón, carecía hasta de cuarto para ello. Allí estaba todo en la calle y a la luz del día; cierto que solían concurrir comunistas, como también paraban los cofrades de la popular Hermandad de la Macarena, y como iban algunos médicos y muchos estudiantes de medicina del Hospital.... Y todo el que quería.....Añadía Ramón, que las pérdidas fueron de unos veinte mil duros. Solo en existencias había allí de treinta a cuarenta y cinco mil pesetas....... Fue todo tan repentino, tan inesperado, sin oportunidad de poder alegar o de recurrir a alguna ayuda, para dar los pasos necesarios y evitarlo.....sentí el primer cañonazo, desde una de mis otras tiendas, pregunté inocentemente ¿que ha sido eso?.... ¿un tiro?, ¡es que están bombardeando la taberna!, y desde el segundo cañonazo, los sentí todos aquí dentro, poniendo su pálida mano en el pecho.
La taberna recibe los primeros impactos.
Los daños producidos en la Casa Cornelio por el cañoneo, dieron lugar al hundimiento del edificio.
Estado en que quedó la casa Cornelio, de la calle de Bécquer, 1, barrio de la Macarena, después de ser bombardeada por la artillería.
Los daños producidos en la Casa Cornelio por el cañoneo, dieron lugar al hundimiento del edificio.
Estado en que quedó la casa Cornelio, de la calle de Bécquer, 1, barrio de la Macarena, después de ser bombardeada por la artillería.
Dedicado con todo cariño y agradecimiento, a tres amigo, Antonio Jimenez, Fernando Rivero y José Carlos Martinez, todos ellos excelentes profesores, que en su día colaboraron con este blog, y a los que les debo una visita desde hace ya bastante tiempo, para que sepan que no me he olvidado de ellos, y que si Dios quiere, pronto la haré. Un fuerte abrazo.
Que deleite de post, Manuel.
ResponderEliminarYa sabes lo mucho que me gusta leer sobre la historia de nuestra ciudad, especialmente de esos difíciles años del siglo pasado que tanto marcaron a tanta gente.
Felicidades por hacer la lectura tan amena.
Mil besos
Muchas gracias, querida amiga.
EliminarUn beso.
Crónica de la pequeña historia, la que nos hace cercanos los acontecimientos pasados y el por qué de ciertos comportamientos posteriores. Muchas gracias!
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Alfred.
EliminarUn abrazo.
Como siempre un reportaje precioso. Besitos.
ResponderEliminarGracias, Teresa.
EliminarUn beso.
Una crónica de un tiempo en el que la intolerancia campo a sus anchas y que nunca se vuelva a repetir.
ResponderEliminarLas diferencias se deben discutir dialogando y no a cañonazos.
Saludos.
Gracias, Tomás.
EliminarUn abrazo.
¡Ay, Manuel! A esta taberna iba frecuentemente mi abuelo. Mucho de lo que nos cuentas lo conocía por él.
ResponderEliminarYa sabes lo mucho que me atraen las curiosidades, especialmente las históricas.
Yo nací en la calle Feria, muy cerquita de Casa Cornelio, pero vine al mundo mucho después de la República y de la Guerra Incivil que fue el peor "cáncer" que nuestro país padeció..
Magnifica entrada que me emocionó por los recuerdos de mi abuelo. A veces, prefiero la historia de los mayores del lugar que la de los libros de textos. Sé que me comprendes.
Un abrazón enorme.
Gracias, Mari, y claro que te comprendo, yo aprendo mucho de las personas mayores, ya que me encanta hablar con ellos.
EliminarUn beso.
Buena entrada , Manuel ,y el primer abrazo del año 2018.
ResponderEliminarGuillermo
Gracias, Guillermo.
EliminarUn abrazo.
Hola Manuel, en esa época yo no había nacido pero por lo que he oído contar, fue bastante dura. Te felicito por esta entrada, por el trabajo, y por recopilar historias tan interesantes.
ResponderEliminarCuídate, un calido abrazo!
Gracias, Cristina.
EliminarUn abrazo.
Hola Manuel, que buena esta crónica que nos relatas, muchas gracias. Un abrazo.
ResponderEliminarLas gracias a ti siempre, querida Lola.
EliminarUn abrazo.
Con tan lujo de detalles que parece a uno estar en situ contemplando la Taberna y los hechos acahecidos
ResponderEliminarCariños
Gracias, Abu.
EliminarUn abrazo.
Muy bien expuesto ...
ResponderEliminarGracias
Muchas gracias, Mark.
EliminarUn abrazo.
Buena historia. Me he sentido unido a "Casa Cornelio" a pesar de no conocer Sevilla y me has llevado a lo largo de unos años inciertos a lomos de unas personas muy reales.
ResponderEliminarGracias.
Gracias, amigo.
EliminarUn abrazo.
Era mucho más fácil destruir que indagar lo que pasaba en aquella taberna.
ResponderEliminarUn abrazo.
Totalmente de acuerdo contigo.
EliminarUn abrazo, Mari.
Una crónica muy interesante que nos acerca a los hechos lamentables que aportan las diferentes formas de las políticas, culpables siempre de las peores tragedias de la historia en todos los países.
ResponderEliminarUn gusto leer tus estupendos reportajes.
Un abrazo.
Gracias, Elda.
EliminarUn abrazo.
Leer sobre hechos que han sucedido resulta inreresante.Daños que muchos sufrieron sin merecerlos.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, Laura.
EliminarUn beso.
Medidas drásticas en una época de oscuridad y terror. Ser sospechoso de algo te hacía merecedor de recibir un cañonazo. Curiosa historia, amigo.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias, Carmen.
EliminarUn saludo.
Hola Manuel, fascinante pero dura historia muy bien narrada y que desconocía completamente. La verdad es que los medios utilizados por la discrepancia de ideas y que además parecían infundadas o cuanto menos exageradas, hoy en día se ven con bastante curiosidad y dolor por la desaparición de un sitio tan emblemático. Si una de las funciones de tu blog es enseñar e investigar sobre sucesos o acontecimientos ocurridos en la época, esta entrada es un claro ejemplo de tu buen trabajo.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Muchas gracias, Miguel.
EliminarUn abrazo.
Sevilla esta dentro de tu alma Manuel, te invito a leer mi nuevo post y espero te guste querido amigo recibe un fuerte abrazo jr.
ResponderEliminarGracias jr. y voy a pasar a leerla.
EliminarUn fuerte abrazo.
¡Qué vivencias, Manuel! De la historia grande y de la historia chica, la de cualquiera como protagonista.
ResponderEliminarEntrelazadas dan para decenas de películas.
Abrazo austral.
Gracias, Esteban.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Manuel! Y destruyen la taberna a cañonazos; ejkeee...
ResponderEliminarMe ha encantado el articulo y las fotos, que ya sabes que las fotografías antiguas son mi debilidad.
Un fuerte abrazo
Gracias, Gumer.
EliminarUn abrazo.
Magnifico reportaje, Manuel. Menudas formas se gastaban en aquellos tiempos, y nos quejamos ahora. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, David.
EliminarUn abrazo.
Te vuelvo a felicitar,Enhorabuena.
ResponderEliminarGracias, Juan.
EliminarUn abrazo.
Un artículo muy interesante, con unas fotos históricas de gran valor. Joder también había que tener malaleche para destrozar la taberna a cañonazos. Menudas barbaridades las que se cometían en aquellos tiempos.
ResponderEliminarFuerte abrazo Manuel.
Gracias, Rafa.
EliminarUn fuerte abrazo.
Que interesante, Manuel. Siempre rescatas historias muy bien contadas e ilustradas.
ResponderEliminarDa gusto visitarte.
Un fuerte abrazo querido amigo.
Muchas gracias, Maripaz.
EliminarUn fuerte abrazo.
Olá Manuel! Grata pela visita lá no blog! Feliz q tenhas gostado da minha reportagem! E que preciosa reportagem tu nos mostra! Grata por partilhares! Um abraço!
ResponderEliminarMuchas gracias, Patricia.
EliminarUn abrazo.
Uma bela crónica de um passado cheio de história da magnifica Sevilha.
ResponderEliminarUm abraço e bom fim-de-semana.
Andarilhar
Dedais de Francisco e Idalisa
O prazer dos livros
Gracias, Francisco.
EliminarUn abrazo.
Sencillo, maravilloso, fácil de leer y las imágenes ufffffff un material de oro, un beso Manuel, gracias por compartir, un abrazo de corazón y que este año sea de prosperidad y mucha salud :*
ResponderEliminarGracias, Patty.
EliminarUn beso.
Un excelente reportaje.
ResponderEliminarQué pena que sucedieran estos casos!.
Un abrazo y feliz fin de semana.
Gracias, Amalia.
EliminarUn abrazo.
¡Qué barbaridad! me quedo sin palabras y es un suceso que no conocía, premeditado y sin previo aviso. Por lo que nos cuentas, en aquella época fueron unas pérdidas económicas considerables y un claro ejemplo de intolerancia política.
ResponderEliminarUn beso, buen fin de semana, buen año y todo lo mejor para ti, estimado Manuel
Gracias, amiga.
EliminarUn beso.
Muy bien contado y documentado con esas fotos históricas, desconocía la historia. Triste ese destruir a cañonazos para acallar lo que parece molestar.
ResponderEliminarEspero que hayas disfrutado de unas buenas fiestas y te deseo un mejor año.
Un abrazo
Muchas gracias, Conxita.
EliminarUn abrazo.
Qué historia, Manuel, no le faltá de ná. Hasta un castañero anarquista, que maravilla.
ResponderEliminarY que bien documentada con esas fotos del antes, del mientras y del después...He disfrutado un montón.
Qué bestias eso de destruir sin previo aviso y a cañonazos una Taberna...Bueno un edificio completo. Menos mal que está documentado que si no parecería una de esas leyendas urbanas.
Me ha encantado, Manuel.
Un abrazo,
Muchas gracias, Tesa.
EliminarUn abrazo.
La historia de esta taberna la he leído y releído. Que barbaridades podemos llegar a hacer los seres humanos, destruir algo simplemente por considerarlo punto de reunión clandestina de comunistas es terrible.
ResponderEliminarun abrazo Manuel
Muchas gracias.
EliminarUn abrazo, Ambar.
Seguramente seré una de las pocas que no conocía la historia de esa taberna.
ResponderEliminarBuen documento histórico con unas fotografías antiguas que dan fé del hecho.
Besos
Gracias, Antonia.
EliminarUn beso.
Pues si.. Vaya historia, que no conocía la verdad. Gracias por compartirlo.. Saluditos..
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana.
EliminarUn abrazo.
¡Hola Manuel!
ResponderEliminarQue post tan interesante y muy bien explicado, bien argumentado, Manuel. En tiempos revueltos todo le vale a esos abusadores de idea deas fijas, sino pensamos como ellos…Pagamos justos por pecadores, estos últimos son los matones que abusan de su poder. También llegan a mi recuerdo historias parecidas alguna vivida y otras contadas por mi madre; esto es un poco después de 1931... Sobre 1936-37, época que ojalá nunca más recuerde nadie, algo ni siquiera parecido.
La política, o políticos... Las dictaduras. Es lo más falso, peor que un cáncer maligno.
Ha sido muy placentero leerte este relato triste si, pero muy bien escenificado, Gracias por compartir algo que se debe saber, para que no se repita la historia.
Te dejo mi inmensa gratitud y estima.
Un abrazo y ten un feliz domingo.
Gracia, Marina. Lo importante era el contenido del mismo, y se entendía perfectamente, de todas formas pienso que has hecho muy bien por que demuestras que te gustan las cosas bien hechas.
EliminarDe corazón, un fuerte abrazo.
Interesante historia Manuel, no sabía nada de ella, me ha impactado el que el hijo le robase al padre las 50 pesetas, para ayudar a su amigo preso. Que pena que los hombres siempre por ideologías o religión, se conviertan en verdaderos lobos sin importar lo que destruyan.
ResponderEliminarTe deseo un feliz 2018 lleno de salud y felicidad.
Ángeles
Gracias, Ángeles.
EliminarUn fuerte abrazo.
Interesante relato, Manuel. Que tengas un feliz y productivo año.
ResponderEliminarMuchas gracias, amiga.
EliminarUn abrazo.
Una historia de tantas que dejaron unos hechos que nunca debieron pasar. Es bueno recordar y honrar a las personas que dejaron ejemplo defendiendo sus ideas. Ojalá seamos sensatos y sepamos
ResponderEliminarconvir siempre en paz.
Me gustó leerte.
Un abrazo.
Muchas gracias, Josefa.
EliminarUn abrazo.
Impresionante historia, Manuel. Me ha encantado leerla y conocer más sobre esta taberna. No tenía ni idea de ella. Gracias por compartirla con nosotros. Besos.
ResponderEliminarGracias, a ti Verónica.
EliminarUn beso.
Para algunas cosas, nada importan las ideas políticas, lo que cuenta son los buenos sentimientos que encerraba el corazón de Ramón al no dejar de visitar a su amigo en la cárcel.
ResponderEliminarPor aquellos años se han cometido muchas injusticias, en más de una ocasión han pagado justos por pecadores.
¡Triste historia la que nos cuentas y que desconocía por completo!
Cariños.
kasioles
Muchas gracias, amiga.
EliminarUn abrazo.
Una crónica, tan bien narrada, Manuel. Me encanta saber el pasado de los pueblos y personajes insitus. Cruel, como en todas las dictaduras y gobiernos fácticos. Gracias por transmitir tus conocimientos.
ResponderEliminarAbrazos y felices días del 2018.
Gracias, Ceciely.
EliminarUn abrazo.
Excelente crónica que ayuda a documentar un momento oscuro y vergonzante.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, amiga.
EliminarUn beso.
Hola Manuel , una historia más sobre las atrocidades de la guerra , me s gustado mucho como lo has contado ya que son cosas que han pasado , y muchos de nosotros , por poner un ejemplo está verdadera historia de este buen hombre no la sabía ya que está no salen en los libros de texto .
ResponderEliminarMe gusta mucho tú blog por que gracias a ti se cosas que desconocia y sinceramente a mi me enriquecen tanto , gracias por compartir estas bellas entradas te deseo una feliz noche y mejor semana besos de flor .
Muchas gracias, Flor.
EliminarUn beso.
No somos conscientes de la historia que hay a cada paso que damos en ésta ciudad...un lugar tan cercano y tan ignorado por mí... menos mal que gracias a estos relatos voy tomando conciencia.
ResponderEliminarGracias Manuel por compartirlos!!
Muchas gracias, amiga.
EliminarUn abrazo.
Como siempre, una interesante historia, de tantas de Sevilla
ResponderEliminarPaz&Corazón
Isaac
Gracias, Isaac.
EliminarUn abrazo.
Gracias, muy buen compartir.De un gran hombre hay siempre algo que aprender aunque esté callado. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias, Flor.
EliminarUn fuerte abrazo.
¡Que vida más agitada la de los hermanos Mazón! Me encanta todo lo que nos traes Manuel. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo de Espíritu Sin Nombre.
Gracias, Conchi.
EliminarUn abrazo.